Desde niña recuerdo compararme con las niñas delgadas y de cuerpo más pequeño, y sentirme de menos, fea, menos valiosa, menos querible… Me pregunto si me hubiera sentido diferente si los demás no me hubieran comparado, ni hecho comentarios sobre mi físico “grande”, aunque hoy acepto que fue así y eso me ha llevado aquí y a ser la que soy, con mis carencias y mis habilidades y recursos.  

A la adolescencia llegué odiando mi cuerpo y sin apenas autoestima. Aún era más doloroso compararme con las “delgadas”, yo quería ser como ellas, sentirme así de segura, y que los chicos que me gustaban se fijaran en mí. 

Recuerdo sentir hambre toda mi vida, un hambre continua, que nunca se acaba… pensaba en comida, soñaba con comida… y muchas veces no comía delante de los demás por vergüenza “no paras de zampar”. También había comentarios externos hacia mi hambre y mi forma de comer.

Mi vida entera ha estado ligada a mis kilos de más y mi tamaño corporal, me he relacionado con el mundo a través de ellos, mi autoestima, mi forma de percibirme a mí misma, mi sociabilidad, mis relaciones afectivo-sexuales… todo lo he sentido y vivido desde mis complejos y la relación con mi cuerpo. He estado más de media vida a dieta y el resto culpándome por no estarlo.

Cuando empecé a trabajar con terapia profesional, tuve ocasión de comprobar que todo eso que yo había sentido era muy similar a lo que sentían otras personas que tenían sobrepeso. Escuchaba continuamente: «mi cuerpo es como una cárcel», «¿por qué no tengo voluntad para comer bien y sigo pegándome atracones que tanto daño me hacen?»,  «ésta no soy yo», «me doy asco, intento no mirarme al espejo» y un largo etc... Y empecé a  preguntarme ¿qué hay debajo de todo eso? no puede ser algo tan simple como comer o no comer unos alimentos u otros, debe haber algo importante que no permite que las personas salgamos de ese círculo vicioso.

Gracias a las Constelaciones Familiares y la información del Campo de cada persona, pude investigar con más profundidad qué había debajo de esos kilos, de los atracones, de la hinchazón… Primero empecé por mí misma y pude comprender muchas cosas de mi cuerpo, de mis emociones, de las vivencias que me habían hecho sentir así, y pude empezar a sanar y transformar lo que no me iba bien. Y luego pasé a trabajar estos temas a través de la terapia con personas con sobrepeso en consulta individual y en grupos

Todo lo que nos ocurre tiene sentido, sólo necesitamos comprenderlo para poder decidir qué hacer. Nuestro cuerpo está al servicio de nuestra supervivencia y se intenta regular con respecto a todo lo que nos ocurre, en la forma que puede hacerlo que es generando síntomas dolorosos para llamar nuestra atención sobre lo que no nos va bien. 


La grasa de nuestro cuerpo en muchos casos es contenedora de emociones no expresadas, nos ayuda a poner límites, contiene y desconecta vivencias traumáticas, nos hace ser más “grandes” para sostener pesos y responsabilidades excesivas, nos “calienta” en la soledad, nos protege de agresiones externas, nos muestra que hay temas no resueltos en nuestra vida que siguen doliendo…


A nivel sistémico, con el sobrepeso podemos estar cargando con algo de nuestro sistema familiar, algo que no consiguió resolverse bien, fidelidades, conflictos, traumas…

¿En qué te puede ayudar trabajar conmigo?  


Mi propuesta es un trabajo profundo desde dentro hacia afuera, partiendo de lo emocional y siempre enfocado hacia tu salud a todos los niveles (corporal, emocional y mental). 

Es un trabajo para hacer sin prisas, abriendo capa a capa, para comprender lo que me ocurre, mi forma de gestionar mi vida, qué siento, qué quiero, qué necesito. 

Te ofrezco también herramientas para transformar todo aquello que quieras cambiar o mejorar. 

Y todo con el máximo respeto y comprensión hacia ti, lo tuyo y los tuyos.

Trabajar en mí y lo mío siempre es la mejor inversión que puedo hacer. 

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